El primer domingo del mes de la patria también se celebra el día Nacional del Migrante, con el objetivo de observar humanamente y en la fe la vida de los migrantes, conociéndolos, aprendiendo de ellos y aceptando buscar juntos los caminos de vida.
En nuestra diócesis se celebró una Misa online para conmemorar este domingo 06 de septiembre, a todos los hermanos migrantes que hicieron de Chile su segundo hogar. La Eucaristía se realizó a las 12:00 horas a puertas cerradas en la Catedral de Talca y fue presidida por el Administrador Apostólico, obispo Galo Fernández Villaseca y concelebrada por el padre Luis Alarcón Escárate, Vicario de Pastoral Social y el padre Sergio Cerecera.
En su homilía, el obispo Fernández indicó que desde hace varios años la Iglesia de Chile celebra este día, para fijar la mirada y el corazón en la situación y en la vida de los migrantes. “Pienso que nos viene bien porque celebrar la patria no es mirar en menos o por sobre a las otras naciones, porque celebrar la patria también es recordar que la patria se ha tejido con el aporte de numerosas comunidades de migración que han llegado a esta tierra”.
A su vez, nuestro pastor aseveró que esta celebración nacional se suma a una celebración mundial convocada por el Santo Padre. “El papa Francisco le ha dado particular relevancia porque ha querido hacer evidente y mostrarnos como la crisis migratoria es tal vez de las heridas más complejas del mundo actual. Una paradoja que en un mundo globalizado, en tantos aspectos, en que los bienes y productos parecieran no tener fronteras, sin embargo las fronteras terminan siendo para los pequeños y pobres, para los migrantes y desplazados”.
Dentro del mensaje del papa Francisco, el padre Galo Fernández recordó los cuatro verbos que debemos aplicar con nuestros hermanos migrantes: “Acoger, proteger, promover e integrar, esa es la misión que tenemos, un pueblo que no sabe integrar a los que llegan de lejos va generando en sí mismo una herida por aquella exclusión. Nos viene bien tener presente estos verbos cuando Chile está experimentando un gran desafío y particularmente en el debate y la discusión sobre la ley de migración que el país necesita”.
Para concluir la homilía, el Administrador Apostólico recordó el evangelio del día, “cuanto me gusta pensar que la Iglesia no conoce fronteras, que cuando dos o más se reúnen sean connacionales o sea con hermanos migrantes, somos miembros de una misma familia y el Señor está en medio de nosotros. Mucho más que cualquiera los discípulos de Cristo tenemos esta vocación de abrazar como hermanos, de palpar las necesidades vitales de los hermanos que no porque quisieron, sino porque enfrentaron graves dificultades tuvieron que abandonar su patria, su tierra, su familia, para salir a buscar un lugar digno donde ser feliz. Que la Iglesia sea el primer lugar donde ellos encuentren su propia familia”.
La celebración culminó con la invitación a vivir la comunión espiritual desde sus casas, a todas las personas que siguieron la transmisión por el Facebook de la Pastoral de Movilidad Humana y de la Diócesis de Talca.