Estas palabras fueron parte de la homilía de nuestro obispo Galo Fernández Villaseca, en la celebración del Te Deum de fiestas patrias en la Catedral de Talca, este domingo 18 de septiembre.
La misa inició a las 10:00 horas, como acción de gracias a Dios por su presencia en nuestro caminar como país y todos los beneficios con los que ha bendecido a Chile de norte a sur.
Al inicio también nuestro pastor, el padre Galo Fernández, saludó a las autoridades regionales que se hicieron presente en este Te Deum de fiestas patrias.
Con la compañia del coro y sus tonadas muy a la chilena, se iniciaron las lecturas del día y seguidamente monseñor Fernández. expresó que "En este acto litúrgico queremos entonar un canto de alabanza, elevar una plegaria e invocar la luz del Señor para que nos guie por el sendero de la concordia, la justicia y la paz".
"Ante todo, bendecimos a Dios por esta Patria que amamos, de la cual nos sabemos hijos e hijas y reconocemos como un inmenso regalo de su amor. Nos alegra su hermosa geografía, tan variada y fecunda. Nos alegran sus tradiciones que expresan los rasgos de nuestra identidad. Agradecemos a tantos que a lo largo de la historia han construido lo que somos y tenemos. Una historia con luces y sombras que nos ha conformado con aspectos valiosos, pero también con heridas que nos desafían a continuar avanzando hacia el sueño compartido".
La patria es una misión por cumplir
Así mismo, el obispo recordó también estas palabras de San Alberto Hurtado y aseveró que "es justo dar gracias, es preciso reconocer y valorar lo que hemos recibido porque es fruto del esfuerzo y de la tenacidad de muchos y de muchas a lo largo de nuestra historia".
"De ahí que el amor a la Patria siempre nos debe provocar convocándonos en la ardua tarea de trabajar por la dignidad y la justicia para los habitantes de esta tierra. Y este llamado que experimentamos con fuerza en estas fiestas es también motivo de gratitud. Se trata de una tarea fascinante que convoca lo mejor de nuestras capacidades. No somos solo usuarios de la patria, como meros receptores pasivos de esos bienes esenciales que con razón reclamamos del Estado, sino que todos y todas somos responsables como ciudadanos que asumimos el deber de hacer que estos derechos sean posibles para nuestros conciudadanos y para las generaciones futuras".
En su homilía, el padre Galo Fernández también destacó el proceso constituyente, lo que se viene en los próximos meses para nuestro país, el deber social que tenemos como comunidad y la importancia de dialogar en este tiempo. Finalizó sus palabras acogiendonos en las manos de la Santísima Virgen, Nuestra Señora del Carmen.
Ya para el momento del ofertorio se presentó la bandera de Chile, como signo de unidad, también se presentó una tortilla de rescoldo, como fruto del esfuerzo y del trabajo de los más sencillos y humildes, y por último el pan y el vino.
Entre los momentos finales de esta celebración se encomendó nuestra patria a la intervención de María, la Virgen del Carmen, Reina y Madre de Chile, con una oración para ella. Seguidamente, nuestro pastor entregó la bendición final y todos los presentes cantaron el himno nacional.