Esta idea cruzó transversalmente toda la actividad “Abrazo de esperanza para nuestros hermanos encarcelados”, que se efectuó en la tarde del domingo 10 de noviembre.
El Colegio San Ignacio de Talca recibió a más de 120 personas que aceptaron la invitación de hacer este signo de misericordia con las personas del recinto penitenciario. En un principio la actividad comenzaría en el frontis del Rancho Folclórico, pero por recomendaciones de seguridad, debido a la situación que atravesamos como país, se trasladó al recinto educacional.
Agentes Pastorales de la Pastoral Carcelaria de nuestra diócesis organizaron este “Abrazo de esperanza…”, instancia que por cuarto año consecutivo fue un signo de amistad y preocupación por una de las realidades más olvidadas de nuestra sociedad, los presos.
“Quisiera agradecer el trabajo de la Pastoral Carcelaria, en especial de los jóvenes que durante varios años ya comparten con los internos la palabra de Dios y les ayudan a seguir creciendo en la fe, en la esperanza, el respeto y servicio mutuo”, aseveró el diácono Guido Goossens, asesor de esta pastoral.
“Por medio de este gesto queremos entregar fraternidad y misericordia a los internos, pues detrás de los barrotes también hay comunidades cristianas (…) hace pocos días me llamó la atención un artículo en el diario El Centro de un profesor de la UTAL, en que se refería a los presos. Se decía ahí que ellos no podían salir a marchar con un cartel pidiendo mejores condiciones en las cárceles. A partir de eso se necesitan cambios, de ellos y del Estado, no olvidando lo que dice el Papa ‘reclusión no es lo mismo que exclusión’, porque la reclusión debería formar parte de un proceso de inserción en la sociedad”, dijo Guido.
“Durante una visita a una cárcel el Papa Francisco les dijo a los internos: ‘Ustedes pueden estar privados de libertad, pero no de dignidad’. Este debiera ser el mensaje para toda la comunidad”, agregó Guido Goossens.
Durante el acto en el Colegio San Ignacio también estuvo presente el padre Cristóbal Fones sj, quien gustoso aceptó la invitación de la Pastoral Carcelaria para entregar su mensaje de esperanza a través del canto y su guitarra.
Este sacerdote hizo el envío a todos los presentes, quienes salieron del establecimiento educativo para cruzar la calle y rodear la cárcel de hombres de Talca, coronando así una tarde de oración, signos, cantos y solidaridad.