Este sábado 9 y domingo 10 de agosto (día de San Lorenzo), la Diócesis de Talca vivió una hermosa fiesta tanto en Curicó como en Talca respectivamente, donde 19 hermanos ministros fueron ordenados como diáconos.
La primera celebración (sábado 9) se llevó a cabo en la iglesia La Matriz de Curicó, iniciando desde las 15:30 horas con la lectura de la biografía de los nueve candidatos al diaconado: Richard González de la parroquia Cristo Resucitado, Rolando Alcázar de la parroquia Jesús Obrero, Manuel Valenzuela y Mario Muñoz, de la parroquia El Rosario, Jorge Abarzúa de la parroquia Santísima Trinidad, Julio Maldonado y Javier Daza de la parroquia de Hualañé, Jorge Espinoza de la parroquia Sagrada Familia y Guillermo Silva de la parroquia de Romeral.
Seguidamente, se dio inicio a la celebración Eucarística y como primer momento María de los Ángeles Romero, secretaria canciller de la diócesis, leyó el decreto para la ordenación. Luego se realizaron las lecturas del día y se dio inicio a la ordenación diaconal, donde cada candidato fue llamado. El padre Juan Carlos Roco, rector de la escuela del diaconado, solicitó al obispo Galo Fernández, que estos 9 hermanos fueran ordenados diáconos.
Realizado este momento, nuestro pastor diocesano expresó en su homilía que “reconocemos en el diaconado permanente una rica expresión de la ministerialidad del Pueblo de Dios. Tiene la belleza de destacar la centralidad del servicio como elemento configurador de la vida cristiana, del seguimiento de Jesús. Es la base de todo el ministerio ordenado (…) Los diáconos permanentes enlazan mejor el vínculo del ministerio ordenado con el Pueblo de Dios en su integridad. También los ordenados somos parte del pueblo porque no hay mayor dignidad que la que nos otorga el bautismo, la condición de hijos de Dios. Pero este pueblo necesita distintos servicios que lo ayuden a configurarse”.
“Los diáconos por su estado de vida secular están más cerca, conocen desde dentro, la vida de toda la gente. Son ‘sociológicamente laicos’, en cuanto a la condición laboral y familiar, pero viven esa condición desde una identidad que les exige dar un testimonio radical de Jesús Servidor”.
Así mismo, monseñor Fernández les deseó un buen ministerio llevando a cabo sus funciones diaconales encomendándose siempre a Dios y a la Virgen.
“Ustedes, desde su vocación específica están llamados a alentar ese compromiso y a ser los primeros en comprometer su tiempo, sus capacidades y recursos en favor de ellos, en favor de una sociedad en donde todos tengan el pan, el trabajo y el techo. En pocas palabras, que puedan desplegar sus vidas conforme a la dignidad de hijos de Dios. Los encomendamos con afecto en las manos de la Virgen Madre que no dudó en presentarse como la humilde esclava del Señor, que les ayude a ejercer este ministerio siempre buscando realizar la voluntad del Señor”.
Continuando con la ordenación, los candidatos manifestaron ante el obispo y la comunidad su deseo de recibir el orden diaconal y su disposición a vivir el ministerio en obediencia, prometiendo respeto al obispo y a sus sucesores. Luego, los candidatos se postraron como signo de oración y humildad, mientras se realizaban las letanías, y culminado este momento, los futuros diáconos de rodillas recibieron la imposición de manos por parte del obispo.
Una vez realizada la oración consecratoria, y ya ordenados diáconos pudieron recibir su estola como signo externo de la misión de servicio, estolas que fueron colocadas por sus esposas y familiares. Acto seguido, el obispo hizo entrega a cada uno de ellos del libro de los Evangelios, como fieles mensajeros que son de la palabra, para luego presentarlos a la comunidad ya como nuevos diáconos de nuestra diócesis, un momento muy emotivo y lleno de aplausos, donde además pudieron ir a saludar a sus familiares.
Se prosiguió con la Eucaristía, y luego de la comunión, el nuevo diácono Rolando Alcázar expresó su gratitud con unas hermosas palabras: “Ha sido un gran regalo de Dios ser parte de la escuela de formación diaconal en este tiempo de celebración del centenario de la fundación de nuestra Diócesis de Talca y en tiempo sinodal, y en representación de mis hermanos diáconos recién ordenados debo agradecer primero a Dios por este llamado al Sacramento del Orden y que nos consagra como diácono al servicio de la Iglesia. Agradecemos también a nuestro obispo, el padre Galo Fernández, que junto al Consejo de Órdenes han aceptado nuestra solicitud para recibir este sacramento”.
“Agradecemos a nuestros acompañantes espirituales por escucharnos y guiarnos con tanto cariño, entregándonos su palabra oportuna, sabia y orientadora. A las esposas de estos nuevos diáconos y mis hermanas por estar siempre unidas a nosotros con amor y generosidad acompañándonos en todo momento, a nuestra familia, a nuestros hermanos de comunidades parroquiales y amigos que han sido los pilares fundamentales para avanzar en este discernimiento que culmina hoy con un nuevo caminar y con esperanza”.
En el día de San Lorenzo
En tanto en Talca, el domingo 10 de agosto (fiesta de San Lorenzo), tuvimos la dicha de vivir la ordenación de 10 hermanos: Carlos Pérez de la parroquia de Pelarco, Carlos Romero de la parroquia de San Rafael, Fernando López y Luis Torres de la parroquia Espíritu Santo, Mario Salinas de la parroquia San Agustín, Gonzalo Berrios, de la parroquia de Pencahue, Juan Carlos Lizama y Ramón Salazar de la parroquia Los Doce Apóstoles, Eugenio Cáceres de la parroquia Sagrada Familia y Sergio Martínez de la parroquia de Lontué.
Se realizaron al igual que el día anterior los ritos de presentación y ordenación, para luego en su homilía el obispo expresar para ellos que: “Nuestra Iglesia diocesana, de Talca y Curicó, está de fiesta. Hoy diez hermanos, se incorporan al orden de los diáconos dando así un nuevo paso en su anhelo de servir a Dios y a la Iglesia. Ayer, en la Iglesia Matriz de Curicó fueron otros nueve que están aquí con nosotros. Sí, una fiesta, un momento de profunda alegría porque pese a las dificultades y a los vientos contrarios al evangelio que experimentamos, el soplo del Espíritu sigue convocando a nuevos obreros para la viña del Señor”.
“En la medida que hemos ido conociéndolos hemos podido reconocer los caminos sorprendentes como el Señor les salió al encuentro, los escogió porque él quiso y los llamó a su servicio. En virtud de ello, hoy la Iglesia les quiere conferir el sacramento del orden en el grado de diáconos para constituirlos en servidores del pueblo de Dios. No significa eso que recién ahora vayan a comenzar la ruta del servicio. Cada uno de ustedes tiene una larga trayectoria de compromiso eclesial, un sincero camino de seguimiento a Jesús Servidor”.
Para concluir sus palabras, nuestro pastor diocesano les indicó a los nuevos diáconos que “la providencia les regala ser ordenados en el día del mártir San Lorenzo, patrono de los diáconos. Este cuerpo diaconal al cual hoy se integran los acompaña en este día. Serán testigos de las promesas que ustedes realizarán, y ciertamente también con ustedes renovarán sus propias promesas. Su fidelidad al oficio recibido en favor de los pobres lo llevó al martirio. Y esa fue su palabra definitiva, su testimonio de fe en Jesucristo que triunfó sobre la brutalidad de sus agresores”.
“Los invito a permanecer unidos a este cuerpo diaconal diocesano. Reconózcanlos como sus compañeros de ruta, sus hermanos en la vocación, muy especialmente a quienes han recorrido un largo camino”.
Recen por nosotros
Al igual que el día anterior, uno de los nuevos diáconos, Mario Salinas, dirigió unas palabras de agradecimiento a toda la asamblea presente, agradeciendo primeramente a Dios, al obispo, a sus párrocos, a la Escuela Diaconal, a sus acompañantes espirituales.
También agradeció en nombre de sus hermanos, a sus esposas, familiares y comunidades, que los apoyaron durante todo el camino.
“Hoy no termina nada. Hoy comienza todo. A partir de ahora queremos vivir con toda el alma esa certeza que nos deja San Agustín: ‘No soy para mí, sino para ustedes’. Seguimos caminando, ahora como diáconos junto a ustedes. Queremos servir con alegría, con compasión y con humildad. Y lo haremos con ustedes y por ustedes. Hoy solo les pido, recen por nosotros”.
Ambas celebraciones culminaron con los nuevos diáconos saludando a todas las comunidades a las afueras de cada templo. Sin duda una alegría inmensa para nuestra diócesis, al recibir este regalo en el año donde celebramos nuestro centenario.