“Canto y abrazo de esperanza por nuestros hermanos encarcelado”. La Pastoral Carcelaria de nuestra diócesis convocó para el domingo 23 de noviembre a un encuentro de oración, música y acompañamiento frente a la cárcel de hombres de Talca, como signo de esperanza para quienes viven privados de libertad.
Desde las 17:00 horas, decenas de personas y agentes pastorales se reunieron frente a la cárcel de hombres de Talca, por los costados de la 2 Poniente y la 3 Norte, para participar en un encuentro profundamente simbólico. La actividad fue organizada por la Pastoral Carcelaria de la Diócesis de Talca, y contó con la presencia de nuestro pastor diocesano, monseñor Galo Fernández, el hermano Guido Goossens, integrantes de la pastoral y numerosas personas que se acercaron voluntariamente para ser parte de este gesto de humanidad y solidaridad.
Antes de iniciar, nuestro obispo indicó que es “un gesto de cercanía, oración, de unión con quienes están privados de libertad, justo hoy día de Cristo Rey, en donde Cristo aparece crucificado junto a dos malhechores, pero hay uno que lo increpa y hay otro que hace ver que Jesús está padeciendo sin tener culpa, y valora eso. Nosotros quisiéramos unirnos a los presos, expresarles nuestro afecto, nuestra oración, nuestra disposición a colaborar con las situaciones que viven, deseando que puedan superarlas y luego reinsertarse en nuestra sociedad”.
El encuentro comenzó con cantos interpretados por el coro de la comunidad Apóstol Santiago, de la parroquia Los Doce Apóstoles, para dar un tono espiritual y acogedor que acompañó el inicio de la jornada, invitando a todos a conectar con un espíritu de comunión.
Escuchar sus voces
Como segundo momento, se dio paso a la lectura y reproducción de testimonios de hermanos privados de libertad, un momento que permitió acercarse a su realidad, sus emociones, dolores y esperanzas. Luego, el obispo bendijo recipientes con agua que luego fueron utilizados para el acto central de la actividad, el abrazo a la cárcel.
Llegado este momento los asistentes rodearon la cárcel por las calles 2 Poniente y 3 Norte, levantando sus manos y realizando algunas oraciones guiadas, además con profunda esperanza rociaron agua bendita sobre los muros del recinto, y pidieron por la vida y dignidad de los hermanos encarcelados. Un momento muy emotivo para quienes estuvieron presentes, que demostró la empatía y el compromiso comunitario.
Loreto Sepúlveda, de la parroquia Los Doce Apóstoles, aseveró que no es la primera vez que participa en esta actividad y “es una motivación para el alma, nadie en el mundo se debe sentir solo, ni siquiera ellos que están privados de libertad, sino que el Señor derrama su santo Espíritu para todos. Aquí no hay diferencias para el Señor, entonces nosotros tampoco podemos hacer diferencias como seres humanos, sino que tenemos que ser personas de entrega, de servicio, de fraternidad, y eso es lo que nos pide el Señor, es la mejor forma de evangelizar, de poder llegar a ellos y que ellos sientan al Señor a través de nosotros”.
El Canto y Abrazo de Esperanza culminó con una fotografía grupal, como signo de unidad y para el recuerdo de este gesto que esperan se repita con mayor frecuencia, así como en otras ciudades.