Con profunda gratitud y un fuerte espíritu de comunión, este sábado 27 y domingo 28 de diciembre la Diócesis de Talca vivió la clausura del Año Jubilar, un tiempo especial de gracia que marcó la vida pastoral de las comunidades a lo largo del año.
La celebración más significativa se desarrolló en el Santuario Nuestra Señora de la Merced de Limávida, en la Zona Costa, el sábado 27 de diciembre donde cientos de fieles se congregaron para dar gracias por este camino de fe, esperanza y renovación espiritual. La misa de clausura en Limávida fue presidida por el obispo, monseñor Galo Fernández, quien destacó que el Año Jubilar “llega a su cumbre como un año de gracia y bendiciones”.
En su homilía, el obispo explicó el profundo sentido de los años jubilares, subrayando que no se trata solo de una celebración, sino de una experiencia espiritual que invita a la conversión, al reencuentro con la misericordia de Dios y a la restauración de la esperanza. Y también habló sobre el significado de la indulgencia jubilar, y su diferencia con el perdón sacramental.
“El perdón del pecado está siempre abierto y tiene que ver con la misericordia de Dios que no quiere condenar, sino abrazar y abrir camino. La indulgencia, en cambio, nos invita a reparar el daño que el pecado ha dejado en nosotros y en el mundo, y eso lo hacemos de manera solidaria, ayudándonos unos a otros”, expresó.
Uno de los aspectos más destacados del Año Jubilar en la diócesis fue la designación de Limávida como uno de los templos jubilares para la Zona Costa. El obispo reconoció con emoción la respuesta de las comunidades: “Nunca me imaginé que esto iba a ser causa de tanto fervor. Han venido peregrinos de todos los rincones de la diócesis, agradecemos especialmente al equipo del santuario por la acogida cálida y fraterna que permitió vivir una auténtica experiencia espiritual y humana”.
Para concluir sus palabras el obispo valoró la riqueza de la peregrinación como gesto de fe comunitaria, destacando los espacios de encuentro fraterno, la mesa compartida y la vivencia de una Iglesia cercana.
“El corazón del Año Jubilar es mostrar una Iglesia de puertas abiertas y un Dios de corazón abierto. Eso no se cierra, eso permanece, invito a las comunidades a seguir peregrinando incluso más allá de este tiempo especial”.
Al finalizar la Eucaristía, los fieles, junto a nuestro pastor diocesano, salieron del templo en un gesto simbólico para cerrar las puertas santas, dando gracias por el Año Jubilar vivido y por la fe de todas las comunidades que peregrinaron durante este tiempo. Este signo marcó visiblemente el término de un camino espiritual que dejó profundas huellas en la vida diocesana.
Finalmente, el domingo 28 de diciembre, la Diócesis de Talca celebró la clausura del Año Jubilar en la Catedral de Talca, con una Eucaristía presidida por monseñor Galo Fernández. Al término de la celebración, los fieles rezaron la oración del Año Jubilar, agradeciendo los frutos de este tiempo especial y renovando el compromiso de seguir viviendo una fe sostenida en la esperanza, la misericordia y el servicio.