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01 Sep2023

Arriesgarlo todo por Jesús

p luis alarP. Luis Alarcón Escárate
Vicario Episcopal Talca Ciudad y Pastoral Social
Capellán Universidad Santo Tomás Talca

Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: <<Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá>>. Pero Él, dándose vuelta, dijo a Pedro: <<¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres>>. Entonces, Jesús dijo a sus discípulos: <<El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras>> (Mateo 16, 21-27).

Hemos vivido un mes que nos recuerda al Padre Hurtado, quien en su manera de vivir fue capaz de darlo todo por Jesús. Su obra sigue viva y nos interpela cada día, más aún cuando se dan las situaciones que nos ha tocado contemplar de temporales y luego las inundaciones de casi todas las comunas de nuestra diócesis y de Chile central. El evangelio siempre será una continua interpelación para decidir lo que debemos hacer de manera personal y comunitaria. Ahora, iniciamos el Mes de la Patria y se nos invita a acercarnos a la Palabra de Dios, a leer la Biblia ya que ella nos comunica la voluntad del Señor. Conocemos a Jesús por medio de ella y desde ahí podemos conocer sus invitaciones para la Iglesia entera y con ella para cada uno. El Padre Pagola, como en muchas ocasiones nos ayuda con su reflexión y que se las comparto en esta ocasión: “No es fácil asomarse al mundo interior de Jesús, pero en su corazón podemos intuir una doble experiencia: su identificación con los últimos y su confianza total en el Padre. Por una parte, sufría con la miseria, injusticia, desgracias y enfermedades que hacen sufrir tanto. Por otra, confiaba totalmente en ese Dios Padre que nada quiere más que arrancar de la vida lo que es malo y hace sufrir a sus hijos.

Jesús estaba dispuesto a todo por hacer realidad el deseo de Dios y por ver cuanto antes un mundo diferente: el mundo que quería el Padre. Y, como es natural, quería ver entre sus seguidores la misma actitud. Si seguían sus pasos, debían compartir su pasión por Dios y su disponibilidad total al servicio de su reino. Quería encender en ellos el fuego que llevaba dentro.

Hay frases que lo dicen todo. Las fuentes cristianas han conservado, con pequeñas diferencias, un dicho dirigido por Jesús a sus discípulos: «Si uno quiere salvar su vida, la perderá, pero el que la pierda por mí, la encontrará». Con estas palabras tan paradójicas, Jesús les está invitando a vivir como él: agarrarse ciegamente a la vida puede llevar a perderla; arriesgarla de manera generosa y valiente puede llevar a salvarla.

El pensamiento de Jesús es claro. El que camina tras él, pero sigue aferrado a las seguridades, metas y expectativas que le ofrece su vida, puede terminar perdiendo el mayor bien de todos: la vida vivida según el proyecto de Dios. Por el contrario, el que lo arriesga todo por seguirle, encontrará vida entrando con él en el reino de Dios.

Quien sigue a Jesús tiene con frecuencia la sensación de estar «perdiendo la vida» por una utopía inalcanzable: ¿No estamos echando a perder nuestros mejores años soñando con Jesús? ¿No estamos gastando nuestras mejores energías por una causa inútil?

¿Qué hacía Jesús cuando se veía turbado por este tipo de pensamientos oscuros? Identificarse todavía más con los que sufren y seguir confiando en ese Padre que ofrece una vida que no puede deducirse de lo que ahora experimentamos”.

Vigésimo segundo domingo del año, 3 de septiembre.

Diseño, Edición y Producción: Departamento de Comunicación Social.
Todos los Derechos Reservados ©Diócesis de Talca-Chile

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