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  • “¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?”
22 Sep2023

“¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?”

p luis alarP. Luis Alarcón Escárate
Vicario Episcopal Talca Ciudad y Pastoral Social
Capellán Universidad Santo Tomás Talca

Jesús dijo a sus discípulos: <<Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros, porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: “Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo”. Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y la media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo, y encontrando todavía a otros, les dijo: “¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?”. Ellos le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Entonces les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña”. Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: “Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros”. Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: “Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada”. El propietario respondió a uno de ellos: “Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?”. Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos” (Mateo 19, 30-20, 16).

Este domingo se celebra la Solemnidad Externa de Nuestra Señora del Carmen, es un día de hacer oración por nuestra Patria. Después de haber tenido días de encuentro familiar y de celebración, es bueno detenerse a pensar un poco en lo que significa este momento de la historia que nos toca vivir. El texto del evangelio es muy iluminador para poder construir una Nación justa, solidaria, fraterna. Nos cuesta ser de esa manera, porque tenemos valores más individuales que comunitarios. El padre Pagola, en esta reflexión que comparto con ustedes nos permite reconocer la importancia de conocer al verdadero Dios que haría en todos, una vida más verdaderamente humana: “A veces se habla mucho de la importancia de creer o no creer en Dios. Pero se olvida que lo importante es saber en qué Dios cree cada uno. No es lo mismo creer en un Dios inmensamente bueno con todos, que <<hace salir su sol sobre buenos y malos>>, o creer en un Dios del orden y de la ley, con que hay que hacer toda clase de cálculos para saber a qué atenerse.

Creer en un Dios Amigo incondicional puede ser la experiencia más liberadora y gozosa que se puede imaginar, la fuerza más vigorosa para vivir y morir. Creer en un Dios justiciero y amenazador puede convertirse, por el contrario, en la neurosis más peligrosa y destructora del ser humano.

La imagen de Dios que ha llegado hasta nosotros está inevitablemente amalgamada de ideas y concepciones de otras épocas, a veces con aciertos luminosos, otras con ambigüedades peligrosas. ¿Cómo ir liberando nuestra representación de Dios de falsas adherencias que se han podido ir acumulando en el fondo de nuestra conciencia?

Lo primero es dejarle a Dios ser Dios. No empequeñecerlo encerrándolo en nuestros esquemas o reduciéndolo a nuestros cálculos. Dejar que sea más grande y más humano que lo más grande y humano que hay en nosotros. No representarnos a Dios a partir de nuestra mediocridad y nuestros resentimientos; buscar más bien su verdadero rostro siguiendo a Jesús, aunque a veces esa imagen de Dios nos sorprenda y hasta <<escandalice>>.

Dios es bueno con todos, lo merezcan o no, sean creyentes o sean ateos. Su bondad desborda todos nuestros cálculos y está más allá de la fe de los creyentes y del ateísmo de los incrédulos. Ante este Dios, lo único que cabe es el gozo agradecido y la confianza absoluta en su bondad” (“El camino abierto por Jesús”, pág. 222-224).

Vigésimo quinto domingo del año, 24 de septiembre.

Diseño, Edición y Producción: Departamento de Comunicación Social.
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