P. Luis Alarcón Escárate
Párroco San José-La Merced de Curicó
Vicario Episcopal de Curicó y Pastoral Social
Capellán CFT-IP Santo Tomás Curicó
Jesús dijo a sus discípulos: Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡Y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡Y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra (Lucas 12, 49-53).
Mañana lunes, celebramos el día de San Alberto Hurtado. Denominado Padre de la Patria del siglo XX por el gobierno de Chile. Es un gran honor que un hombre de fe, un pastor, haya dejado una huella tan grande en lo que significa la lucha contra inmensos males que afectan a nuestro país. Hasta el día de hoy su inspiración mueve a miles de jóvenes y adultos a servir en las vulnerabilidades que padecemos: gente de calle, personas sin un techo donde vivir dignamente, adultos mayores abandonados, drogadicción y alcoholismo, misiones en todos los rincones de Chile para mejorar las condiciones de los habitantes.
Su palabra, como el evangelio, ha venido a traer fuego sobre la tierra. Muchos católicos antiguos se sintieron ofendidos por la pregunta ¿Es Chile un país católico? que hace más de sesenta años les enrostraba a aquellos que llenaban los templos cumpliendo un rito de manera permanente pero que veían las calles llenas de pobreza, gente durmiendo bajo los puentes, los campesinos trabajando de sol a sol y sus hijos también como si fueran esclavos de esos patrones tan devotos.
La pregunta del padre Hurtado invita a purificar la fe. A convertirse de manera más profunda. El fuego no es un deseo de destrucción, sino que es purificación. Como siempre lo hicieron los campesinos antes de comenzar la tarea de preparación para las siguientes siembras y cosechas. Es una invocación a la fuerza del Espíritu Santo que nos aclarará todas las cosas y permitirá que podamos discernir de manera clara todo lo que debemos hacer para que se haga más visible y creíble lo que Jesús nos propone en su evangelio.
Hoy, seguramente su palabra nos interpelaría ante la situación de la casa común. Durante los días de agosto, muchas motivaciones de las semanas sociales nos han hecho tomar conciencia de que la solidaridad tiene también un alcance sobre la superficie en la cual habitamos. Nuestra región es de las que mayor déficit hídrico ha tenido. Es decir, durante los últimos años, no ha llovido lo que se necesita y esa situación es muy preocupante por la agricultura y por la vida de quienes vivimos en la Región del Maule.
Estoy seguro de que el Padre Hurtado ya estaría animándonos a una Eco-Misión. A una mayor conciencia y acción por revertir una situación a la cual llegamos con cien años de atraso.
El amor que un cristiano tiene a Dios debe expresarse en un amor al prójimo como a uno mismo y a la tierra en la cual ha nacido y hace su vida, que sufre dolores de viejo y de enfermo.
Durante estos días los animo a tener diálogos para comprender mejor nuestro compromiso como hombres y mujeres de fe en la construcción de una sociedad solidaria, estamos invitados a que nuestro compromiso misionero se exprese en la participación en el llamado a cuidar nuestra casa común. A veces, cuando no se comprende nuestra vocación de enseñar o de animar, algunos se alejan o separan, no es el deseo del Señor Jesús, pero es el ejercicio de la libertad de los hijos que decidan su camino en conciencia.
Vigésimo domingo del año, 17 de agosto 2025.